jueves, 13 de enero de 2022

¡ Estar despiertos !

Jesús hablaba a sus discípulos de un «acontecimiento» que estaba ya sucediendo: «Dios se está introduciendo en el mundo. Quiere que las cosas cambien. Solo busca que la vida sea más digna y feliz para todos».

Jesús llamaba a esto el «reino de Dios». Hemos de estar muy atentos a su venida. Hemos de vivir despiertos: abrir bien los ojos del corazón; desear ardientemente que el mundo cambie; creer en esta buena noticia que tarda tanto en hacerse realidad plena; cambiar de manera de pensar y de actuar; vivir buscando y acogiendo el «reino de Dios».
No es extraño que, a lo largo del evangelio, escuchemos tantas veces su llamada insistente: «vigilad», «estad atentos a su venida», «vivid despiertos». Es la primera actitud del que se decide a vivir la vida como la vivió Jesús. Lo primero que hemos de cuidar para seguir sus pasos.
«Vivir despiertos» significa no caer en el escepticismo y la indiferencia ante la marcha del mundo. No dejar que nuestro corazón se endurezca. No quedarnos solo en quejas, críticas y condenas. Despertar activamente la esperanza.
«Vivir despiertos» significa vivir de manera más lúcida, sin dejarnos arrastrar por la insensatez que a veces parece invadirlo todo. Atrevernos a ser diferentes. No dejar que se apague en nosotros el deseo de buscar el bien para todos.
«Vivir despiertos» significa vivir con pasión la pequeña aventura de cada día. No desentendernos de quien nos necesita. Seguir haciendo esos «pequeños gestos» que aparentemente no sirven para nada, pero que sostienen la esperanza de las personas y hacen la vida un poco más amable.
«Vivir despiertos» significa despertar nuestra fe. Buscar a Dios en la vida y desde la vida. Intuirlo muy cerca de cada persona. Descubrirlo atrayéndonos a todos hacia la felicidad. Vivir no solo de nuestros pequeños proyectos, sino atentos al proyecto de Dios.

Fuente: José Pagola

martes, 21 de diciembre de 2021

La familia, la iglesia doméstica

Este artículo nos señala cuáles son las pautas para educar en la fe a la familia. Un referente es la sagrada familia, que con sus enseñanzas educaron a Jesús, dándole amor desde su nacimiento, una imitación a seguir en esta navidad.

No descuidar la propia responsabilidad
Es mucho lo que se puede hacer. En primer lugar, preocuparse de que el hijo reciba una educación religiosa en el colegio y tome parte en la catequesis parroquial. Luego, seguir de cerca esa educación que está recibiendo fuera del hogar, conocerla y colaborar desde casa apoyando y estimulando al hijo. En el hogar, actuar sin complejos, sin esconder o disimular la propia fe. Esto es importante para los hijos.

Nuestra conducta transmite una imagen de Dios
A través de su conducta, sin darse cuenta, transmiten una imagen de Dios a sus hijos. La experiencia de unos padres autoritarios y controladores va transmitiendo la imagen de un Dios legislador, juez vigilante y castigador. La experiencia de unos padres despreocupados y permisivos, ajenos a los hijos, va transmitiendo la sensación de un Dios indiferente hacia todo lo nuestro, un Dios como inexistente. Pero si los hijos viven con sus padres una relación de confianza, comunicación y comprensión, la imagen de un Dios Padre se va interiorizando de una manera positiva y enriquecedora en sus conciencias.

En la educación en la fe, lo decisivo es el ejemplo
Que los hijos puedan encontrar en su propio hogar «modelos de identificación», que no les sea difícil saber como quién deberían comportarse para vivir su fe de manera sana, gozosa y responsable. Solo desde una vida coherente con la fe se puede hablar a los hijos con autoridad. Este testimonio de vida cristiana es particularmente importante en el momento en que los hijos, ya adolescentes o jóvenes, van encontrando en su mundo otros modelos de identificación y otras claves para entender y vivir la vida.

No todas las actuaciones de los padres garantizan una educación sana de la fe
No basta, por ejemplo, crear hábitos de cualquier manera, repetir gestos mecánicamente, obligar a ciertas conductas, imponer la imitación… Solo se interioriza lo que se experimenta como bueno. Se aprende a creer en Dios cuando, a nuestra manera, tenemos la experiencia de un Dios bueno. La fe se aprende viviéndola gozosamente. Por eso educan en una fe sana los padres que viven su fe compartiéndola gozosamente con sus hijos.


Fuente: José Antonio Pagola
Sagrada Familia – C (Lucas 2,41-52)

domingo, 7 de noviembre de 2021

El amor es un aprendizaje

Casi nadie piensa que el amor es algo que hay que ir aprendiendo poco a poco a lo largo de la vida. La mayoría da por supuesto que el ser humano sabe amar espontáneamente. Por eso se pueden detectar tantos errores y tanta ambigüedad en ese mundo misterioso y atractivo del amor.

Hay quienes piensan que el amor consiste fundamentalmente en ser amado y no en amar. Por eso se pasan la vida esforzándose por lograr que alguien los ame. Para estas personas, lo importante es ser atractivo, resultar agradable, tener una conversación interesante, hacerse querer. En general terminan siendo bastante desdichados.
Otros están convencidos de que amar es algo sencillo, y que lo difícil es encontrar personas agradables a las que se les pueda querer. Estos solo se acercan a quien les cae simpático. En cuanto no encuentran la respuesta apetecida, su «amor» se desvanece.
Hay quienes confunden el amor con el deseo. Todo lo reducen a encontrar a alguien que satisfaga su deseo de compañía, afecto o placer. Cuando dicen «te quiero», en realidad están diciendo «te deseo», «me apeteces».
Cuando Jesús habla del amor a Dios y al prójimo como lo más importante y decisivo de la vida, está pensando en otra cosa. Para Jesús, el amor es la fuerza que mueve y hace crecer la vida, pues nos puede liberar de la soledad y la separación para hacernos entrar en la comunión con Dios y con los otros.
Pero, concretamente, ese «amar al prójimo como a uno mismo» requiere un verdadero aprendizaje, siempre posible para quien tiene a Jesús como Maestro.
La primera tarea es aprender a escuchar al otro. Tratar de comprender lo que vive. Sin esa escucha sincera de sus sufrimientos, necesidades y aspiraciones no es posible el verdadero amor.
Lo segundo es aprender a dar. No hay amor donde no hay entrega generosa, donación desinteresada, regalo. El amor es todo lo contrario a acaparar, apropiarse del otro, utilizarlo, aprovecharse de él.
Por último, amar exige aprender a perdonar. Aceptar al otro con sus debilidades y su mediocridad. No retirar rápidamente la amistad o el amor. Ofrecer una y otra vez la posibilidad del reencuentro. Devolver bien por mal.
Autor: José Antonio Pagola




jueves, 16 de septiembre de 2021

Celebremos el mes de la Biblia

La Biblia no es un libro fácil de leer, hay que conocer sobre la cultura en la que fue escrita, saber de arqueología, historia, géneros literarios, etc. No conocer sobre estos puntos nos lleva a una mala interpretación y con ello a tomar malas decisiones y acciones en nuestra vida y en la de los demás. Es por ello importante estudiar la Biblia, conocer la Biblia y sobre todo los evangelios, que nos permiten conocer a Jesús y por medio de él a Dios.

Septiembre es un mes especial para los cristianos de habla hispana porque celebramos el mes de la Biblia.


El 30 de septiembre la Iglesia Católica conmemora el día de Jerónimo de Estridón, conocido como San Jerónimo, quien fue el traductor de la Vulgata Latina. Esta traducción fue durante siglos el texto bíblico oficial de la Iglesia Católica Romana.

El mes de la Biblia es una celebración tanto personal como comunitaria. La Palabra de Dios que penetra nuestro ser interior trayendo luz y vida también nos desafía a bendecir a nuestros hermanos y predicarla en todo lugar.

La Biblia habla de Cristo, ella contiene el mensaje de salvación. Es por las Escrituras que nos encontramos con Dios y su hijo Jesucristo, llegamos a la fe y desarrollamos nuestra vida como hijos de Dios.



 

domingo, 25 de julio de 2021

Los cambios son necesarios para crecer

A veces se necesita una crisis para iniciar el crecimiento

“Todo fluye, fuera y dentro; todo tiene sus mareas; todas las cosas suben y bajan ; la medida de la oscilación a la derecha es la medida de la oscilación a la izquierda; el ritmo compensa.”
Los momentos de crisis son momentos de dolor pero también pueden ser de descubrimiento. Estos son los períodos en los que la vida se empeña en no dejarnos seguir manteniendo nuestras viejas formas de hacer las cosas, todo parece haber sido arrasado por un fuerte tornado que nos muestra lo que veníamos haciendo mal. Nos sentimos desconcertados, confundidos y angustiados. Sin embargo, estos momentos también nos pueden hacer entrar en una curva de aprendizaje empinada.
Ahora podemos ver todo lo que nos estaba enfermando, desde la forma de alimentarnos, de ejercitarnos o de no hacerlo en absoluto, de no saber estar en silencio para conocernos íntimamente. Y por supuesto ahora, con tanta necesidad de ayudarnos unos a otros, podemos revisar la forma en la que las relaciones de colaboración mutua terminaban a menudo llevándonos al desequilibrio.
La enfermedad que calificamos como negativa, personal y social, nos invita a conectarnos con los ritmos naturales, a serenarnos, a entrar en contacto con nosotros mismos. Pero no oponiéndonos a ella, sino comprendiéndola. No podemos expulsar la oscuridad de una habitación sino abriendo las ventanas para que aparezca la luz. Abrir las ventanas es el acto de no acentuar los defectos, sino en cambio orientar la intención positiva hacia un nivel de comprensión superior.
Que tanto sufrimiento nos pueda llevar al amor.
Que podamos ayudar sin ser dañados.
Que la dureza y el odio nos lleven a la compasión y a la sabiduría.

Autora: Lic. Fanny Libertun



jueves, 13 de mayo de 2021

Visiones marianas, Virgen de Fátima

Con motivo de la celebración de la Virgen de Fátima hoy 13 de mayo, les presentamos un documental de las visiones marianas, entre ellas la de nuestra Señora de Fátima:


sábado, 3 de abril de 2021

Jesús resucitado, tenías razón

¿Qué sentimos los seguidores de Jesús cuando nos atrevemos a creer de verdad que Dios ha resucitado a Jesús? ¿Qué vivimos mientras seguimos caminando tras sus pasos? ¿Cómo nos comunicamos con él cuando lo experimentamos lleno de vida?

Jesús resucitado, tenías razón.

Es verdad cuanto nos has dicho de Dios. Ahora sabemos que es un Padre fiel, digno de toda confianza. Un Dios que nos ama más allá de la muerte. Le seguiremos llamando «Padre» con más fe que nunca, como tú nos enseñaste. Sabemos que no nos defraudará.

Jesús resucitado, tenías razón.

Ahora sabemos que Dios es amigo de la vida. Ahora empezamos a entender mejor tu pasión por una vida más sana, justa y dichosa para todos. Ahora comprendemos por qué anteponías la salud de los enfermos a cualquier ley o tradición religiosa. Siguiendo tus pasos, viviremos curando la vida y aliviando el sufrimiento. Pondremos siempre la religión al servicio de las personas.

Jesús resucitado, tenías razón.

Ahora sabemos que Dios hace justicia a las víctimas inocentes: hace triunfar la vida sobre la muerte, el bien sobre el mal, la verdad sobre la mentira, el amor sobre el odio. Seguiremos luchando contra el mal, la mentira y los abusos. Buscaremos siempre el reino de ese Dios y su justicia. Sabemos que es lo primero que el Padre quiere de nosotros.

Jesús resucitado, tenías razón.

Ahora sabemos que Dios se identifica con los crucificados, nunca con los verdugos. Empezamos a entender por qué estabas siempre con los dolientes y por qué defendías tanto a los pobres, los hambrientos y despreciados. Defenderemos a los más débiles y vulnerables, a los maltratados por la sociedad y olvidados por la religión. En adelante escucharemos mejor tu llamada a ser compasivos como el Padre del cielo.

Jesús resucitado, tenías razón.

Ahora empezamos a entender un poco tus palabras más duras y extrañas. Comenzamos a intuir que el que pierda su vida por ti y por tu evangelio la va a salvar. Ahora comprendemos por qué nos invitas a seguirte hasta el final cargando cada día con la cruz. Seguiremos sufriendo un poco por ti y por tu evangelio, pero muy pronto compartiremos contigo el abrazo del Padre.

Jesús resucitado, tenías razón.

Ahora estás vivo para siempre y te haces presente en medio de nosotros cuando nos reunimos dos o tres en tu nombre. Ahora sabemos que no estamos solos, que tú nos acompañas mientras caminamos hacia el Padre. Escucharemos tu voz cuando leamos tu evangelio. Nos alimentaremos de ti cuando celebremos tu cena. Estarás con nosotros hasta el final de los tiempos.

FuenteJosé Antonio Pagola

🕯️ FELIZ PASCUA 🕯️