Adviento es el tiempo
de cuatro semanas que antecede a la Navidad. Tiempo en el que nos
preparamos espiritualmente para rememorar y celebrar la llegada del niño Jesús,
la llegada de Dios niño, de Dios humilde, de Dios humano. Es el tiempo
reservado en nuestra vida para parar, reflexionar y meditar, vivir y recordar
la historia del nacimiento de Jesús.
Dios se humanizó, se
transformó en un niño pequeño, humilde, para acercarse de manera más sublime a
sus criaturas; para encontrar acogida en medio de su pueblo.
Adviento es un tiempo en que muchas luces son
prendidas en las casas, en las calles, en las ciudades, revelando el gran deseo
humano de luz sobre la vida, y encendiendo la sensibilidad humana y el deseo de
que esta luz se transforme en vida abundante, concretándose en la vida
cotidiana.
Es un tiempo en que las personas se sensibilizan,
se alegran, se abren a la comunicación, al perdón y al amor. Es también un
tiempo en que algunas personas se entristecen, pensando en sus sueños, en su
realidad, en su vida, en su falta de esperanza, olvidándose del verdadero
sentido de La Navidad...
Es, también, tiempo de ofrecer hospitalidad.
Hospitalidad para recibir otras personas en nuestra comunidad, en nuestra casa;
y hospitalidad para recibir en nuestra vida nuevos valores, nuevos
pensamientos; nuevos proyectos.
Significado del Adviento
La palabra latina
"adventus" significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a
la venida de Jesucristo. La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a
las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como una oportunidad para
prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.
El color litúrgico de
este tiempo es el morado que significa penitencia.
El tiempo de Adviento
es un período privilegiado para los cristianos ya que nos invita a recordar el
pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro.
Fuente:
https://www.lafamilia.info
https://es.catholic.net